Ese pseudopillo.

No sé porque te veo tanto,

No sé porque te busco,

No sé porque te observo

Y no salgo a tu encuentro,

Yo creo que me gusta,

Me gusta la imposibilidad,

Sí, esa misma imposibilidad.

También y no digo al igual que él,

Estoy maldito, sujeto a mirarte,

A quedar encerrado

dentro de mis propios juegos,

A pensar demás,

A ver la vida pasar

A esquivar el placer real

Y cambiarlo por placer producido.

Es que no me gusta el mundo

Y sólo por llevarle la contraria,

Me invento otras posibilidades.

No es nada contra ti,

Tú me gustas y yo te quiero.

Son otros los feos.

Era el word.

Ahí está, era la tipografía,

Por eso no te podía escribir,

Ahora la cambie y te escribo esto,

Me estoy doble articulando para hacerlo,

Pero no puedo hacerlo,

Porque no te quiero.

Porque todo se me pasó,

No te llevaste nada,

Pero se me pasó

que no me caías bien

y aun así te quería.

Eres tan linda,

tienes las nalgas tan grandes,

que ganas de apretarte,

échale la culpa a tus senos pequeños.

Porque yo todavía te quiero.

Robótica.


Fuiste al psicólogo porque habíamos terminado,

como si el amor fuera un problema psicológico,

como si el mundo necesitara ser arreglado,

como si necesitaras que los muertos revivieran,

como si la religión nos diera reposo y salvación,

como si existiera el dejar de amar a alguien,

como si pudiera olvidarse lo importante,

como si la mente fuera un papel

en el que se puede escribir y borrar,

como si la muerte no fuera nuestra única destrucción,

hermosa destrucción final de una transformación,

finalmente todo lo creado tiene el fin de ser destruido.


Como si no fuéramos humanos amor.

Fusa.

Pensé, antes,
que mirabas completa,
que eras profunda.

Hoy me llenas,
pero no siento nada más que ruido,
como el que habla y dice mucho
sin decir nada.

Te juro, te juro, te amé,
pero no quiero beber aguas turbias,
eres profunda, eres pozo,
quiero lluvia, quiero ríos,
quiero por último el océano.

Ojos hermosos, profundidad secreta,
pozo oculto, mina perdida,
túnel inexplorado,

Mi plano cartesiano de 'n' rectas.

Ya no te quiero.

Una producción cultural que amo.

No estás y no estoy yo,
¿dónde estás?
¿dónde estoy yo?
Si estuviera contigo,
estaría perdido.
y tú conmigo,
perdida también.

¿Dónde estamos?
perdidos en el otro,
perdidos en nosotros,
perdidos en (los) otros,
tal vez no existimos.

No queremos ser.

Te quemo.

Voy a morir entre tus manos desnudas,
derramando palabras en tu cuerpo,
moriré de sed tu perfume,
tu lengua robará mis labios

Mis deseos también se mueren
lagrimas obsidianas me recorren
no tengo la llave de tu cuerpo,
perdí la de mis secretos,
el único secreto que tengo eres tú.

Me corrompes, me quiebras, me destrozas,
te sientes culpable por eso,
pero yo lo quiero así,
mierda! te juro que no se que va a pasar,
no tengo idea de nada por primera vez,
por primera vez no puedo jugar mis piezas,
por primera vez la vida deja de ser tablero,
yo paso a ser un peón,
pero un peón con el que juega un niño-niña.

Me regalas lo perdido,
te comportas tan siniestro,
esto no es volar es caer,
aún no entiendo la diferencia.

Edad.

A los 23 años ya eres viejo,
cuando tienes 19 eres perfecto,
un adolescente hace lo que quiere,
más de 18 eres un adulto,
aunque por dentro eres un niño
con libertad condicionada.

Yo a los diecisiete no salia y estudiaba,
fume marihuana, pero a ellas no me acercaba,
era menor, la ley me acorralaba,
extrañamente,
fuera de los lugares placenteros.

Eran ligeras mis conversas,
profundas mis miradas,
tontas mis palabras
cuando alguien me gustaba,
nulo mi carácter, así
alejado de las trovas
llenando vacíos con pasta
ella, yo, la alejaba.

El color de la hora.

El color de la hora
traspasa mi cortina,
me deja pensando en ti.

El color de la hora,
me recuerda a un sueño
que tuve en argentina
o a una argentina
que tuve en un sueño.

Esta en degradé,
es el momento en que cambias,
el día se va y la noche llega
a desmarcarte de la sombra,
mi pensamiento se agita
con este presente
que contiene todo,
sueños pasados, amor presente
y el futuro amarillo,
reflejado en la cornisa blanca,
frente a mi casa.

"No quiero quererte",
es que te amo,
pero no quiero pensar que eres mía,
pues me superas ampliamente.